Somnis i Poemes

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viernes, 21 de febrero de 2014

“EL SILENCIO DE DIOS”

“EL SILENCIO DE DIOS”

Hace un tiempo, luego de encontrar este hermoso regalo documentado en fotos, pude empezar a entender muchas cosas que Dios en su momento dio a mi vida…
Contemplando esas hermosas florecitas, recolectadas clandestinamente de la jardinera de un hospital, atadas con los delicados cabellos de mis hijas para formar el más hermoso ramo de flores que he recibido… Unas tiernas palabras plasmadas en unos trozos de papel, que evocan preocupación y un amor genuino e inocente que los niños saben dar a su madre. Bellas imágenes que tejen parte de lo que soy y con esos “pequeños” pero infinitos gestos he aprendido a entender ese hermoso regalo que Dios otorga por medio de un milagro… pero que muchas veces nuestra ciega y sorda humanidad nos niega a entender.

Como hijos de Dios en algún momento de nuestras vidas nos ha tocado enfrentarnos a situaciones dolorosas, alguna pérdida, alguien amado que se adelanta a la última morada o alguna enfermedad de la cual es probable que nuestro entorno tenga que verse en la necesidad de pensar en la cantidad de café que habrá que hervir…
Cuando el padecer es en carne propia, no nos produce placer alguno pasar por sufrimiento, como es normal, a ninguno nos gusta sentir dolor…

Muchas veces solemos cuestionemos la posibilidad que en ese momento nuestro amado Dios se ha olvidado de nuestro bienestar. Otras, nos preguntamos si hemos hecho algo para merecerlo o solemos justificar nuestras vidas enumerando las cosas buenas que hemos realizado… Si asistimos a la iglesia, si somos obedientes a las cosas de Dios, si cumplimos en la mejor manera posible los estatutos y sus enseñanzas… e incluso, hemos llegado a decir que ese sufrimiento o enfermedad “pueden ser maldiciones” que traemos del pasado…
Nos llenamos de miles de conjeturas y respuestas, acudiendo a “pedir” a nuestro Creador para que nos quite el dolor, puesto que somos sus hijos y que dentro de sus promesas es tenernos con salud y bien…

Y ahí me encontraba yo, pidiendo para saciar mis necesidades humanas… Pidiendo y pidiendo en un contexto “humano”… noche y día llena de peticiones porque así nuestro amado Dios haría lo que deseaba mi corazón. 
Y no es que diga que orar a nuestro Dios noche y día sea malo, ¡¡¡ N O !!! 
al contrario, a nuestro Padre Celestial le agrada, nuestras oraciones son olor fragante para Él. Jesús dijo: “pedid y se os dará”… y Dios da… 

Como su hija, esperaba recibir lo que pedía, con la esperanza que ese dolor que minaba mi cuerpo fuera eliminado… pero, mi corazón se quebrantaba al sentir que Dios me olvidaba, pensando que no escuchaba mis oraciones, dejando mi cuerpo a la puerta de un posible viaje sin retorno… 
Me convertí en un costal de huesos quejumbroso… en espera de “ese milagro”
Lo digo porque así he sido muuuuuuuuuuchas veces aunque nadie lo notara, aunque por fuera mi sonrisa pintara el rostro y mis respuestas fueran: “estoy bien”… tantas veces que impedían escuchar con atención las respuestas que Dios había dado con tanto amor para mí.
Dios responde con poder y gloria, Él sabe cuáles son nuestras necesidades y deseos, pero también tiene un plan perfecto para nuestra vidas 
¡¡¡ P E R F E C T O !!!… 
Él siempre se manifiesta a nuestra frágil humanidad, siempre lo ha hecho en mi, pero esa sordera impedía escuchar ese maravilloso “SILENCIO DE DIOS”… 
Gastaba mis energías en pedir… ¡¡¡SÍ, PEDIR!!!… 
Pidiendo mal… pedía el milagro que mi ego quería, en lugar de pedir que Dios me mostrara el propósito que tenía para mi vida y los míos… ¿qué me quería decir? ¿cómo era ese milagro que me otorgaba?

Después del hallazgo de este tesoro maravilloso me pregunto: 
¿Qué hubiera sucedido con la humanidad si Dios en lugar de guardar silencio hubiera rescatado a su hijo amado de aquel horrendo sufrimiento?
“Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Mateo 27:46, Marcos 15:34
Dios tenía un plan PERFECTO para su hijo, volver a su infinita Gloria, y un regalo preciado para la humanidad, el “Milagro de Salvación”… aunque eso significara tener que guardar SILENCIO ante el clamor de sufrimiento de su amado hijo JESÚS.

Cuantos SILENCIOS Divinos he dejado pasar para por fin “escuchar” y ver la cantidad de milagros que con tanto amor Dios ha derramado en mi vida… y yo esperaba uno!!!…
Podría enumerarlos, pero no alcanzarían las páginas para describirlos a todos ellos. 
Pero, uno de los mayores milagros es la unidad en mi familia. Unos hijos maravillosos que si Dios hubiera cumplido mis anhelos, yo no podría hoy deleitarme al abrir una caja llena de recuerdos, cartas, detalles, muestras de amor, peticiones de oración por mi pronta recuperación, que mis hijos han realizado una y otra vez a lo largo de este tiempo… 
He aprendido a valorar ese “milagro de vida” viviendo cada día como si fuera el último, dando gracias en lo bueno y más aún por lo malo, porque eso es lo que me hace crecer.
He aprendido a aceptar las decisiones de Dios, a ver la enfermedad y sufrimiento como bendiciones… porque gracias a ello mis oídos poco a poco han sabido escuchar ese maravilloso:
“SILENCIO DE DIOS”…

Frida E. Masdeu




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